M-ALICIA EN EL PAIS DE LOS POLICIAS:



Alicia es una joven proveniente de un sector bastante pobre de la sociedad, de un país cualquiera del los tantos que hay en Latinoamérica, puede ser en una de las villas argentinas, alguna favela brasileña, o algún barrio del resto de los países. De una familia típica de esas tierras, madre soltera, muchos hermanos y pocos recursos para subsistir. Nuestra protagonista, es una chica algo introvertida pero muy inteligente, a quien no se le pasa detalle alguno, como cuando su madre pasa a la parte interna de la tienda del español —la única del sector— y mágicamente salía con mercado cuando no tenían dinero, recordaba que su madre les decía que; “había hecho dinero mágico” pero Alicia a pesar de no comprender todo lo que había sucedido, sabia con seguridad que ni tenían dinero ni había sido producto de la magia. Era la segunda hermana entre cinco, la mayor le llevaba unos 4 años, tenia 20 y ya los hombres del barrio estaban tras ella como carroñeros pues era muy bonita, de eso también se percataba Alicia, tras ella le seguían una hermanita y dos varones gemelos, esa era la familia. De Alicia podemos decir que era desde niña una persona con mucha imaginación y que le gustaba imaginarse a las personas como animales —uno de los pocos libros que había en su casa era del reino animal muy viejo como para tener fotografías a color pero estaba repleto de dibujos muy detallados de diversos especímenes—, buscaba características parecidas a las personas, a su hermana mayor se la imaginaba como una gacela por lo delgada y lo grácil de sus gestos, a sus hermanos se los imaginaba como unos puerquitos por lo tierno y gracioso de su cara, así ella contemplaba el mundo.


 Su madre era muy cariñosa con ellos, pero sin tiempo para demostrarselos con la continuidad que quisiera, su hermana había estudiado solo hasta el primer año de secundaria y abandonó para dedicarse a trabajar, Alicia buena estudiante absorbía todo el conocimiento que pasaba ante sus ojos, siempre con la esperanza de que ello le podría servir a futuro para poder darle una vida al menos decente a su familia, en ocasiones pensaba que iría al menos a la universidad y que se convertiría en contadora o tal vez trabajar para alguna institución pública, ayudar a las personas y hacer de su país un lugar mejor, tenia una profunda pasión por hacer lo correcto.

 A pesar de que no eran una familia religiosa, ella asumió para si dos de de los diez mandamientos que le habían enseñado en la escuela del barrio, “no robarás” “no mentirás”, le parecía que eran los principales a su juicio, que si las personas los siguieran sería una sociedad mejor y mas justa; el español no haría trampa al pesar los alimentos, ni vendería carne dañada, o el repartidor de agua embotellada no vendería envases sin sellar. Pero nuestra pequeña no conocía el mundo más allá del barrio, solo había salido contadas ocasiones, a visitar algún familiar o a los “tramites legales” como los llamaba su mamá, como a sacarse su documentación, eso es lo poco que ella conocía de la administración pública a la que quería pertenecer, pues veía que los trabajadores que la atendía eran muy pulcros y bien vestidos, poco amables, pero así eran todas las personas que conocía.
 En el barrio los policías eran el representante más cercano que ella conocía del Gobierno, realmente ahí no había delincuencia por lo que consideraba que hacían un buen trabajo, se les veía poco, daban algunas vueltas, hablaban con los comerciantes del sector, recibían algunos regalos o con los muchachos que cuidaban el orden el barrio, ellos también eran algo así como los policías pero sin uniforme.
 Al poco tiempo Alicia vivió un evento que cambio su vida, su hermana mayor murió de una manera horrible. Ella se había enamorado de uno de esos policías, lo que Alicia veía con buenos ojos, pues era un representante de la ley, un día ella salió muy arreglada a una cita con el, pero no regreso, a los días se encontró su cuerpo en una zona boscosa, los periódicos dijeron que fue violada varia veces y luego recibió 5 puñaladas que le causaron la muerte, el policía la fue a buscar un día después de que se suponía era la cita, ella nunca se presentó.
 Este hecho dejo en la muchacha un trauma que oculto sin darse cuenta en su subconsciente. Al pasar el tiempo, empezó a buscar trabajo, logrando conseguir uno como secretaria de una oficina de policía, pero el sueldo era insuficiente para ayudar a su familia y el trabajo tedioso y sin sentido, recibía denuncias y las organizaba, era pesado, denso y sin un fin claro, solo acumulaba información que a falta de uso se volvía inservible, con el tiempo llego a la conclusión de que quería participar más activamente en su trabajo y obtener un puesto más estable en la administración pública de justicia.
 Es así como nuestra protagonista inicia su aventura…

 … Alicia, se adentró en lo profundo del bosque huyendo de lo aburrido de su existencia, andando entre los matorrales de la administración pública se sintió perdida, ansiosa y desesperada por salir de allí. Corrió sin importarle los raspones que le generaban los arbustos, el jefe de la oficina de recepción de denuncias —quien tenia la cara en forma de saltamontes, alargada y oval— le había dicho que no serviría como policía, pero en el fondo lo decía porque no quería perder una empleada tan eficiente como inocente.

 Al salir de los matorrales sin darse cuenta se sintió como en el aire, sin piso y es que literalmente se hallaba sin piso, ante un agujero enorme y sin darse cuenta ya estaba descendiendo en un túnel oscuro y sin fondo aparente… repentinamente se despierta de esa pesadilla se hallaba en un salón grande y largo repleto de literas, donde dormía un grupo no muy grande de mujeres que al igual que ella estaba haciendo el curso inicial para ingresar a la policía, nadie estaba despierta, solo ella, era el segundo día y ya extrañaba a su familia.

 Simplemente se quedo recostada viendo la parte baja de la cama que estaba encima de la suya, al poco tiempo sonó la diana que señalaba que tendría 10 minutos para estar lista, se encendieron las luces y empezó un festival de corredoras brincando y saltando por todos los lados, ella se sentía espectadora de un espectáculo confuso, tardo un minuto en despabilarse y abrió su closet para buscar sus implementos de baño, tomó la toalla y el jabón pero se percató de que su desodorante no estaba y que en vez de la ropa interior nueva que con cariño le había regalado su madre hacia dos días, estaba una sucia, mugrienta y roída ropa que evidentemente no era suya, no emitió palabra alguna, solo se dirigió a la supervisora y contó lo que sucedía, esta le dijo que se bañara y se alistara que luego hablarán con el comandante del curso.

 Así lo hizo, tardando un poco más que las demás para llegar a la formación, el comandante se percató del retraso y llamó con una seña a la supervisora que a su ves llamo de un grito a Alicia, presentadores con un saludo y una posición aún tosca ante los dos jefes, mientras la supervisora le contaba en vos baja lo sucedido Alicia esperaba el momento en que se hiciera justicia con ella. Con sorpresa vio como de un grito regañaron a la supervisora por el hecho y acto seguido cayo sobre ella una mirada inquisitiva, pesada y penetrante proveniente del comandante, acusandola a viva voz de descuidada, !no solo es impuntual, también es pendeja, como le dará seguridad a los ciudadanos si no puede impuntualidad a si misma ¡ el comandante del curso ordeno que por su impuntualidad daría unas 40 vueltas al parque central y por el descuido de no cerrar la puerta de su closet lavaría los baños de su pelotón por una semana y para que el resto del pelotón aprendiera la lección y que no se volviese a perder nada entre ellas, no habría senas para ellas ese día, al regresar a la formación escucho como si viniese de la nada una voz que intentaba darle algo así como un consejo; lo que pase entre nosotras se queda entre nosotras, no seas chismosa. Así Alicia aprendió su primera lección de comportamiento policial los trapitos sucios se lavan en casa esa noche le estuvo dando vueltas a los sucedido, pero el dolor que sentía en todos los músculos de su cuerpo no le permitieron durar mucho despierta.

 Al día siguiente empezaban las clases teóricas, la mayoría de sus instructores eran policías y habían muy pocos que no lo eran dos de ellos eran la profesora de ética y el de primeros auxilios.
A Alicia la marco mucho la primera clase de ética donde la profesora les hablaba de que todas las mañanas antes de salir a la calle, pensaran en tres imposibilidades éticas, como por ejemplo; nadie puede engañarse a si mismo o que si estafas a otro igual a ti engañas y dañas a la sociedad.
 Estas ideas rondaron la cabeza de Alicia en los pocos momentos de tranquilidad que la dinámica del primer curso le ofrecía.
  Continua...

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