Jorge Rulli presenta su libro: "Peronismo, cuentas pendientes"

Gentileza:     Alicia Zarate

Breve reseña del mismo

"Han transcurrido más de cincuenta años de ocurrida la llamada Revolución Libertadora. Han sido para muchos de nosotros, que en aquellos días alcanzábamos una conciencia dramática de ese momento, cincuenta y cinco años intensos, cincuenta y cinco años sin descanso, tratando de revertir lo que no dudaría en denominar una catástrofe histórica para la República Argentina....
No lo hemos logrado...
los chicos que en aquel septiembre trágico le arrojaban piedras a la fiesta de autos engalanados con banderas de diversas potencias, así como del Vaticano, esos automóviles que atronaban la ciudad con sus bocinas y con su jolgorio, han envejecido en la lucha y en la espera. Las "peves" en las paredes de los barrios se han ido borrando como la memoria de los nombres y de las luchas inabarcables. Los obreros masacrados en Rosario por los tanques y los fusilados de junio han vuelto a morir muchas veces, no sólo en sus familiares olvidados, sino en las incontables víctimas sociales de la injusticia y del atropello hecho ley de cada día. Y ello ha sido así desde entonces ininterrumpidamente. Las marchas del silencio que en 1957 parieron a una generación de militantes, se han repetido muchas veces, pero ahora por las víctimas incalculables de los diversos regímenes que aquella revolución fusiladora generó y cuyas consecuencias aún perduran.

La Argentina de aquellos primeros tiempos de la fusiladora: en medio de la Dictadura, un país para “gente como uno”…

Resulta difícil para quienes no lo vivieron, imaginar el clima político de extrema confrontación existente en el año 55 y en los años siguientes. El desplome de ese frente nacional que había significado el Peronismo, los compromisos con el golpe por parte de la Iglesia, la toma de posiciones muchas veces extremas y racistas de buena parte de los sectores medios y el compromiso del Ejército en la represión, habían dejado en soledad a los trabajadores y a los sectores más humildes. El clima de intolerancia, desconsideración e invisibilización para los restos del peronismo era total. El decreto 4161 que prohibía toda mención al régimen depuesto, facilitaba imaginar que el problema no era político sino meramente de orden social…
y que tendería a desaparecer en la medida en que se disciplinara a los sectores antes privilegiados. Todos los partidos políticos “democráticos” integraban, a su vez, la Junta Consultiva que participaba del Gobierno y que permitía alentar para aquella oligarquía partidaria, la esperanza en una Argentina diferente, que retomara su tradición liberal y olvidara la etapa inmediata y tal cómo se decía, “felizmente superada”. Los teatros de la Avenida Corrientes, mientras tanto, se dedicaban con ahínco a satirizar y ridiculizar la figura de Perón, mientras las exposiciones en Olivos de los guardarropas de Evita, convocaban verdaderas multitudes para disfrutar el escarnio colectivo a los sentimientos más entrañables de la mayoría. Aquello era una fiesta de los sectores medios. Un veranito en el que creyeron poder alcanzar los mecanismos democráticos y de participación que siempre desearon tener. En definitiva, el sueño de los “mordisquitos” de tener un país para gente como ellos…

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